Percibo en el deportivismo un clima de decepción y pesimismo,
en parte lógico por los resultados del equipo. Las últimas derrotas contra Zaragoza, Levante y Betis pesan
mucho en la conciencia de la afición. La situación en la tabla
clasificatoria no es buena y el juego del equipo no invita a la
esperanza, parece que el equilibrio es imposible.
Debemos recordar que las últimas derrotas están marcadas por acciones
puntuales, por mínimos detalles que marcaron el devenir de los
encuentros. Todos recordamos la expulsión de Pizzi en Zaragoza, la expulsión de Aranzubía contra el Levante, el cambio de Bodipo contra
el Betis... Acciones que a la postre provocaron tres dolorosas
derrotas. Podríamos decir que fue por mala suerte, pero yo creo que
todas esas acciones vienen derivadas por el estado del equipo, los
nervios, la presión, las imprecisiones, la concentración... Múltiples
factores que afectan al rendimiento del equipo, que provocan que se
pierda el EQUILIBRIO.
Está claro que el
Deportivo no está en su mejor momento de juego, pero tampoco creo que
sufra una crisis, porque las ideas están claras, el equipo sabe lo que
quiere y es conocedor de lo que tiene que hacer para conseguirlo. Quizás
no disponemos de las herramientas necesarias para llevarlo a cabo, la
plantilla ha sufrido una plaga de lesiones desde el principio de la
temporada, muchos cambios en las alineaciones forzados por las bajas,
muchos minutos disfrutados por gente que en un principio eran los
"descartes", jugadores que el año pasado eran suplentes en Segunda ahora
están saliendo de la partida y no creo que sea porque el entrenador ha
cambiado de opinión, si no porque “es lo que hay”.
Quizás el problema no es sólo técnico o táctico, quizás sea un error de planificación,
quizás esta plantilla no esté lo suficientemente preparada para
afrontar con garantías la Primera División, quizás los nuevos fichajes
no suplen las bajas, quizás...
La realidad es que todas las posiciones del 11 están o han sido cuestionadas por la afición y por la prensa, desde la portería hasta la delantera, parece que nada nos vale, muchos de nosotros si pudiésemos, cambiaríamos a los 11, Oltra quizás también. Pero esa no es la solución, todos debemos dar lo máximo de nosotros mismos, la afición animar desde el minuto 1 y los jugadores empujar desde ese instante también. Tenemos que ser conscientes de quién somos y dónde estamos, a quién tenemos y contra quién nos enfrentamos, el cambio de categoría ha sido grande y cada error en Primera se paga. De nada vale pensar en lo que podría haber sido, tenemos que centrarnos en el presente, en sacar lo máximo de estos jugadores y de este entrenador, sacar lo máximo de esta extraordinaria afición y luchar todos juntos para conseguir el objetivo, pues no existe otro camino.
La realidad es que todas las posiciones del 11 están o han sido cuestionadas por la afición y por la prensa, desde la portería hasta la delantera, parece que nada nos vale, muchos de nosotros si pudiésemos, cambiaríamos a los 11, Oltra quizás también. Pero esa no es la solución, todos debemos dar lo máximo de nosotros mismos, la afición animar desde el minuto 1 y los jugadores empujar desde ese instante también. Tenemos que ser conscientes de quién somos y dónde estamos, a quién tenemos y contra quién nos enfrentamos, el cambio de categoría ha sido grande y cada error en Primera se paga. De nada vale pensar en lo que podría haber sido, tenemos que centrarnos en el presente, en sacar lo máximo de estos jugadores y de este entrenador, sacar lo máximo de esta extraordinaria afición y luchar todos juntos para conseguir el objetivo, pues no existe otro camino.
Lo que no nos podemos permitir es remar en direcciones opuestas ni cambiar el discurso, debemos tener claro lo que queremos. Hace unos años nos tocaba sufrir los planteamientos de entrenadores "rácanos" en el juego, resultadistas y obtusos en ataque. Técnicos que sacrificaban a los jugadores creativos y de calidad y que no gustaban de un juego de toque. Las defensas de 5 eran la seña de identidad y nos acostumbramos a ver la mayor parte del tiempo el balón sobrevolando el cielo de Riazor. Ahora por fín tenemos un técnico que apuesta por el fútbol de ataque, un juego combinativo, un fútbol que arrasó en Segunda División; que nos llevó a Primera y que hizo que todos vitoreásemos a Oltra cuando celebrábamos el ascenso. Tenemos que tener claro qué es lo que queremos y luchar todos juntos con las herramientas de las que disponemos.
Lo que
no nos podemos permitir es remar en direcciones opuestas, no sería bueno
cambiar el discurso, debemos tener claro lo que queremos. Hace unos años nos
tocaba sufrir los planteamientos de entrenadores rácanos en el juego,
resultadistas, obtusos en ataque. Técnicos que sacrificaban a los jugadores
creativos y de calidad, que no gustaban de un juego de toque. Las defensas de 5
eran la seña de identidad y nos acostumbramos a ver la mayor parte del tiempo
el balón sobrevolando el cielo de Riazor. Ahora por fín tenemos un técnico que
apuesta por el fútbol de ataque, un juego combinativo, un fútbol que arrasó en
Segunda División, que nos llevó a Primera y que hizo que todos vitoreásemos a
Oltra cuando celebrábamos el ascenso. Tenemos que tener claro qué es lo que
queremos y luchar todos juntos, con las herramientas de
las que disponemos.
No podemos recriminarle a Oltra que hiciese un cambio defensivo en Vigo para asegurar un punto y ahora recriminarle que hiciese un cambio ofensivo contra el Betis para intentar ganar el partido en vez de asegurar un punto. Tenemos que decidir sí queremos ser valientes o cobardes, y diferenciar sí queremos ser atrevidos o temerarios, en definitiva, tenemos que encontrar el EQUILIBRIO.
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